Hemos
elegido un bonito domingo del mes de diciembre para realizar una circular que,
partiendo del pueblo de Elortza, visita las cimas de Peña Obi (ObiHaitza),
Peñalascinco, Peña La Campana y Arburu, para terminar atravesando el túnel del Ferrocarril
Vasco-Navarro desde el pueblo de Zekuiano y deleitarnos con sus pinturas
dedicadas a la historia de este tren que en su tiempo unía las localidades de Bergara
y Lizarra-Estella.
Para ello nos acercamos al pueblito de Elortza a pasar la noche previa en un pequeño parking situado junto al arroyo Musitu, con la vista hacia la Iglesia de Santa Eufemia. En la negrura de la noche y envueltos en nuestros edredones dentro de la autocaravana, escuchamos el fluir del arroyo sabiendo que el frío recorría el valle.
Al día siguiente amanecimos frescos, apenas 3 grados en el momento de salir después de un buen desayuno. Imprescindibles las fotos de la iglesia, que fuimos dejando abajo a la vez que íbamos entrando en calor. El pueblo quedó ahí, quieto, bajo el Desfiladero de los Pocilones; volveríamos en unas 5 horas…
Rodeados
de quejigos nos encontramos con un indicador que nos dirigirá hacia la Peña Obi
(Obihaitza) o Peña La Campana. Primera curiosidad de buzón, con unas ruedas y
mazos para hacer sonar la “campana”, sonido que seguiremos escuchando a lo
largo del día. No será la única campana, en el resto de pequeñas cumbres, y
bajo distintas formas, nos encontraremos con los mazos y aparatos para
tañerlas.
La
mezcla de colores del enebro verde y rojo me encanta. Bonito conjunto de
invierno… Pasamos junto a varias cuevas, ¡lástima de linternas para explorar un
poco más estas cavidades!…
Visitamos
Peñalascinco con su curioso buzón “tañedor”. Sabemos que desde ahí se puede
acceder a alguna otra cavidad y que se podría pasar por una bonita faja, pero
dado que el tiempo está nublado dejamos esta parte del recorrido para otro día
(en primavera tiene que estar precioso). Continuamos hacia el Arburu entre
pequeñas hayas y el omnipresente boj. Una alfombra marrón amortigua nuestros
pasos rodeados de humedad, y de cuando en cuando parece que llueve, aunque son
tan sólo las gotas que sueltan las ramas mecidas por el viento. El paisaje que
nos rodea está envuelto en niebla, que nos impide ver de los cortados hacia
abajo.
Sin
perder mucha altura llegamos a un lugar mágico denominado Peña Rasgada.
Conforme nos vamos acercando se empiezan a recortar las cavidades, pequeñas
cuevas, balmas, agujeros…paisajes distintos en esta curiosa vuelta. Nos
aproximamos a las cimas de La Campana y Arburu.
Bajando se comienza a ver a lo lejos el pueblo de Zekuiano (Cicujano) con su
Iglesia en primer término dedicada a la Degollación de San Juan (¡vaya
nombrecito!), y construida sobre un antiguo edificio prerrománico; seguimos
dentro del municipio de Arraya-Maestu.
Desde Zekuiano nos metemos un pequeño tramo por la via verde del antiguo ferrocarril vasco-navarro. Llegamos a la estación de Cicujano que también fue casa de los obreros que trabajaron en el ferrocarril. En el túnel, de unos 350 metros, se encienden las luces y comienza un viaje hacia atrás en el tiempo, cuando esta línea que unía Bergara y Lizarra estaba en pleno funcionamiento. Sonidos de aquella época junto a una serie de murales preciosos acompañan nuestro caminar por la historia de este tren. Para terminar esta ruta no está nada mal. En total unos 16 kilómetros y apenas 600 metros de desnivel positivo, y 4 cimas de alrededor de 1000 metros de altura.