jueves, 12 de agosto de 2021

LA RUTA DEL SILENCIO

Llevamos ya tres días disfrutando del Parque Natural de Los Oscos en Asturias. Cerca de Villanueva de Oscos, una bonita ruta nos ha tenido entretenidos casi seis horas, la “Ruta del Silencio”. Camino de Taramundi, un cruce a mano derecha desde donde comienza una estrecha pista nos llevará hasta el pueblo de San Cristóbal (San Cristobo), donde el tiempo se ha detenido. Dejamos nuestro pesado vehículo a pie de pista y caminamos los tres kilómetros hasta el inicio de la ruta.

Entrada San Cristóbal. Inicio ruta


Pequeña ermita a la salida del pueblo

El día amanecía fresco para un 1 de agosto, unos 10 grados, pero la temperatura fue ascendiendo conforme avanzaba el día. Comencemos con San Cristóbal, precioso pueblo perdido entre árboles autóctonos, brezos de colores, sonido del agua del río…sus tejados de pizarra, muchos años ya hundidos, nos dan idea del paso del tiempo, mucho tiempo…Varias casas rehabilitadas en donde se escuchan voces de niños nos devuelven al presente, por lo visto alguna familia mantiene vivo este lugar. La señal inicial de la ruta nos anima a comenzar un recorrido fantástico, colorido y sosegado. 

Nada más empezar nos topamos con una pequeña ermita, y bordeándola, un sendero estrecho en bajada nos llevará hasta el río Ahio. El bosque de roble y castaño nos acompañará escuchando el sonido del agua. Las “corripas”, pequeños espacios circulares rodeados de piedras donde se guardaban antaño las castañas, nos rodean en algunos puntos del bosque. Nos topamos al final del descenso con un bonito puente de piedra para comenzar tras él la subida sostenida hasta las ruinas de Mourelle, ¡qué enclave justo enfrente de San Cristóbal! Este diminuto pueblo lleva mucho tiempo abandonado, de alguna de sus casas ya no queda nada, comido todo por la vegetación, y de otras viviendas, tremendos agujeros en los tejados nos muestran sus entrañas, antaño llenas de vida. ¡Vaya lugar!.


"Corripas" a nuestro paso

Mourelle...

La antigua pista que conducía a este pueblo nos sirve durante unos kilómetros como parte del recorrido hasta que llegamos al lugar denominado “Mirador de Balongo” donde continúa a media ladera el sendero, perfectamente marcado durante todo el recorrido. Enfrente, todavía lejos, se logran ver una serie de colmenas en fila, dando idea de que todavía se trajina por allí con las abejas. Llegaríamos por caminos de brezo, descubriendo otro pueblo deshabitado, Brusquete. La Sierra de la Bobia, el río Ahio y sus sonidos, Mourelle y ahora esto…Mientras nos embelesábamos con el paisaje, escuchamos un ruido de motor. Tenemos enfrente una pequeña mesa junto al camino y una casita con pinta de uso rodeada de muros rotos y piedras. Baja una persona con una carretilla y ganas de hablar. Buzo y mascarilla en el cuello, y pasión por las abejas. Pepe se llama, y vive en Taramundi aunque es gallego. Nos dedica media hora de uno de sus fines de semana en los que acerca a revisar sus colmenas. Nos cuenta que Brusquete lleva ¡48 años! Deshabitado. El recuperó hace siete años las pocas colmenas que quedaban en pie. Cuando habla de sus abejas se le encienden los ojos, disfruta, vive…

Todos los fines de semana se acerca a este lugar (entre semana trabaja en la construcción). Nos cuenta que hace un tiempo un oso destrozó alguno de sus panales (nos muestra uno con un gran agujero), y desde entonces, una valla electrificada a partir de un pequeño panel solar lo ahuyenta de vez en cuando. Nos habla de sus “Delicias de Taramundi”, su miel, la que con tanto cariño consigue cuidando y mimando a sus abejas en ese entorno espectacular, miel que acabaríamos comprando en la tiendita que tienen en Taramundi.

Todavía nos quedaba pasar por un precioso túnel natural y, en descenso, visitar dos preciosas cascadas, las de Celón y Picón, para, ya todo en subida, acabar de nuevo en San Cristóbal cerrando esta circular para recordar.


Las colmenas de Pepe


Colmenas antiguas

Cascada de Celón

De nuevo San Cristóbal