lunes, 22 de octubre de 2018

ESCUCHANDO LAS HOJAS CAER

"Sé sentir el pasmo esencial que siente un niño, si al nacer, de veras reparase en que nacía...Me siento nacido a cada instante a la eterna novedad del Mundo..." 

                                (Alberto Caeiro, "El Guardador de Rebaños")

Un paseo por el Valle de Ultzama

Saliendo entre niebla...

Llegando 3 horas después...
Y llegó un precioso domingo de octubre, en el que el tiempo venía seguro, y el otoño comenzaba a sentirse. Me preparo por la mañana, sin prisas, tengo todo el día por delante...Llego hasta el bonito pueblo de Gerendiain, junto al bosque de Orgi, en pleno Valle de Ultzama. Allí, junto a la Posada, aparco el coche, y me dirijo, envuelta en la niebla, hacia el desvío a Eltso, que me recibe con su precioso conjunto de casonas, apenas he recorrido 1 kilómetro. Después de beber un trago de agua de su fuente, me encamino por un sendero pedregoso, ya cuesta arriba, hacia un bonito robledal con sus hojas queriendo vestirse de otoño, todavía es pronto, ya llegará...

La niebla de la mañana...

...me muestra el paisaje húmedo...

...precioso... 
...espectacular...

La niebla, mientras pasa la mañana, me rodea por todos lados, tan sólo escucho mis pasos sobre las hojas caídas, y, de vez en cuando, algún pajarillo que pocos compañeros tiene por estas fechas. De repente, noto más calor, el sol me está dando entre las ramas, salgo del bosque y me encuentro con la Ermita de Santa Lucía, en un lugar espectacular. Ya se han quedado las nubes en el valle, y sigo en compañía del sol, que ya no me abandona. 

Ermita Santa Lucía

Arañotz y sus 2 buzones

Precioso robledal

Elegante
Dejo la ermita para dirigirme a la modesta cumbre de Arañotz, con nada menos que 2 buzones y un vértice geodésico. Desando el camino pasando por la ermita de nuevo, para después de unos 500 m coger un desvío a la izquierda que me conduce, disfrutando de robles y acebos, y en ligero descenso, hasta un descampado donde hay un refugio y de frente, la cima de Epaitzburu. Me sumerjo en un bonito hayedo cuyo sendero está cubierto de hojas, apenas se aprecia. Los helechos ya están marrones aunque las hojas de los árboles se mantienen verdes...Escucho el sonido de un rebaño que me observa mientras paso a su lado, aquí suena el viento en las ramas, y se escucha cómo las hojas rozan el suelo al caer.
Magnifico hayedo

Cumbre de Epaitzburu

Bonitas vistas despejadas

Borda derruida

Bonito Urritzola

Eltso
Salgo del bosque para pisar la cumbre, que tan sólo tiene un palo largo y un montón de piedras. Desde aquí, las nubes bajas que había hace 1 hora han desaparecido sobre los valles, y la vista abarca los pequeños pueblos y las lomas cercanas, y me siento bien, rodeada de toda esta belleza. Vuelvo hasta el descampado dejándome llevar atravesando el bosque, y desde ahí, cojo una pista a la izquierda que me lleva al precioso conjunto de Urritzola, con casonas enormes con sus escudos, y limpio, muy limpio...De ahí por la carretera un trozo, y luego por bonito sendero, piso de nuevo Eltso y Gerendiain...Fin de ruta y preciosa mañanera.

"Los árboles meditan en invierno, gracias a ello, florecen en primavera, dan sombra y frutos en el verano y se despojan de lo superfluo en otoño"