Ahora
que mi deambular por la naturaleza es más lento, que los caminos en los que más
paso las horas son senderos de bosques y prados, que miro todo con otros ojos,
dejándome llevar respirando cada instante cada paisaje, ahora que descubro
siempre algo bello en mis cortas salidas, empiezo a hacer un hueco en mi
mochila para retomar citas pirenaicas. Hace tiempo que no nos acercamos por el
Pirineo a realizar alguna travesía, y recordando momentos vividos, no pueden
faltar las sensaciones que tuve en 2 de nuestras salidas. Mientras pueda, no
dejaré de respirar también paisajes de cumbres rocosas, crestas aéreas, ibones,
pedreras, collados empinados, en definitiva, esos paisajes con los que empecé a
amar la naturaleza...
Faja de las Flores, Ordesa. Recuerdo
agridulce...
Salimos un precioso día de
julio desde Ordesa, donde un autobús nos dejó junto a una treintena de personas
más a primera hora de la mañana. Fuimos los únicos que decidimos ir temprano
hacia Cotatuero, y recorrer la Faja de las Flores. Las clavijas de Cotatuero
nos despertaron después de caminar fresquitos en un día que se presentaba bastante
caluroso. El lugar es impresionante, avanzando pegados a la roca con esa caída
bajo nuestros pies. El encuentro con el circo de Cotatuero, maravilloso. Estaba
plagado de lirios junto a unas cascadas que nos refrescaron la mañana. Fuimos
caminando por la Faja admirando la colección de flores que tapizaban la hierba
y salían por todas partes...hasta que escuchamos el ruido de un galope.
Teníamos miedo de que lo que fuera que se aproximara hacia nosotros pos aquél
estrecho sendero acabara precipitándose al vacío, al ser asustado por nuestra repentina
presencia, así que optamos por pegarnos todo lo posible a la roca y no movernos.
Allí aparecieron huyendo de algo despavoridos, 2 sarrios, una cría y su
madre...Enseguida nos dimos cuenta de que huían del ruido, de esos sonidos tan
ajenos a ellos, de gente como nosotros. Pasaron casi rozándonos y continuaron
hacia Cotatuero, me imagino que allí puede que se encontraran con otros,
transformándose su escapada en una emboscadas, o no... Llegamos hasta el
extremo de la Faja y descendimos por Carriata entre una marea de gente. Bajamos
a Ordesa cuando más lío había, y mi pensamiento se quedó arriba, con esa pareja
de sarrios que, una vez más, habían conocido lo que es el estrés, esa palabra creada
por el hombre.
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Solos... |
Gran Facha. Cuando un mal día
te lleva a pensar ciertas cosas...
Madrugamos
mucho, apenas había luz aquella mañana de agosto. Con nuestras frontales
comenzamos a subir desde el Balneario de Panticosa hacia el Refugio de
Bachimaña junto al lago, caminando por cuya orilla ya el sol comenzaba a
calentarnos tímidamente. La espectacular cresta que se presentó ante nuestros
ojos más tarde, cuando transitábamos junto a los Ibones de Pecicos, me atrajo
desde el primer momento. Ya llevábamos bastante desnivel en nuestras cansadas
piernas cuando comenzamos a trepar por la monumental pedrera que accedía al Collado
Sur de la Gran Facha...y no iba, ya no iba...Comencé a protestar contra todo
mientras mi compañero se iba perdiendo allá arriba. Era incapaz de volver a
contactar visualmente con él en un continuo "pisar y para atrás" que
me estaba descolocando totalmente. Mirase donde mirase no veía más que piedra,
desnivel, altura imposible... y allá arriba, desafiante, la mole rocosa que me
esperaba y a la que llegué a ver como un enemigo, porque sí, porque sólo quería
alcanzarla, aquella montaña a la que tiempo atrás no logré subir en 2 ocasiones...Tardé
bastante en llegar hasta el collado cargando con toda una serie de juramentos
guardados muy dentro...Luego, esa montaña contra la que tanto malo tenía dentro,
se desplegó preciosa frente a mí, me mostró su cresta hasta su cima por la que
fui avanzando sin ningún problema, brindándome el mejor de sus regalos, sus
momentos irrepetibles...
La naturaleza está ahí,
somos nosotros los que cambiamos, a mal, tanto, que no vemos lo auténtico.
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Precioso entorno Refugio y Lago Bachimaña |
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Impotencia...¿contra qué dirijo mi furia? |
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Recorro la cresta sin pensar ya en nada...admirando todo... |
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Los Picos del Infierno |
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Cima de la Gran Facha |
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Al fondo Lago Respomuso, Balaitus y Midi D'Ossau, belleza... |
Añado una frase de José Saramago, viene muy bien para reflexionar sobre estas experiencias y muchas vividas en la montaña:
"Acostumbro a decir que entre la montaña que veo
en la lejanía y la piedra que tengo en la mano, prefiero la piedra. Para mí,
eso significa que la naturaleza no es un simple paisaje que se presenta ante
mis ojos, sino una suerte de comunión con todo lo mineral, lo vegetal, lo
animal que me rodea. Una comunión que pasa por todos mis sentidos, hasta el
extremo de que tengo a menudo la conciencia de hallarme no en el exterior, sino
en el interior. Mientras observo la naturaleza, siento que ella me observa a
mí"
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